En las últimas décadas, los Videojuegos se han convertido en una de las formas preferidas de recreación e interacción digital entre niños, adolescentes y adultos, esto nos ha traído una constante evolución más allá del entretenimiento.
La industria de los Videojuegos se desarrolla de manera científica, intelectual y monetariamente. Esto posible gracias a desarrolladores visuales, de software, hardware y un público apasionado por las tecnologías virtuales. Es con todo lo anterior que el Derecho Digital se desenvuelve de forma progresiva para proteger y garantizar toda la información digital y material que involucra el mundo gamer, pero ¿cómo el Derecho Digital apoya al desarrollo y mantenimiento de esta industria? Esto lo hace a través de casos concretos, sin embargo, existe un amplio espectro que el Derecho Digital puede abarcar dentro del mundo gamer, por ejemplo; la protección de datos en videojuegos, las obligaciones legales de un desarrollador, el desarrollo de contratos de videojuegos, advergaming, ad in-game y muchas otras áreas o actos jurídicos que se mantienen ordenados por la ciencia jurídica digital.
Regulación de los Videojuegos
A pesar de la existencia de una exorbitante industria de los videojuegos, a la fecha no existen tratados internacionales que nos ayuden a regular el mundo de los videojuegos.
La mayoría de las naciones cuentan con su propia regulación interna, siendo así que generalmente sean tratados bajo las mismas normativas de los derechos de autor; si bien esto no es una mala noticia, la realidad es que los videojuegos son una creación/obra compleja que puede comprenderse en más de una sola dimensión, en las cuales se ven involucrados infinidad de complementos como: software, obras visuales, obras sonoras, realidad virtual, conexión on line, enlaces, comunicaciones, actualizaciones y un etcétera enorme.
Muchas veces los derechos de autor se quedan con lagunas jurídicas que se prestan a la interpretación jurídica del árbitro o juzgador envuelto en el tema específico o bien del abogado que se encuentra alejado del tema. En lo particular, es indispensable contar con un buen Abogado Digital, capaz de comprender la naturaleza compleja de la Propiedad Intelectual en el ámbito digital.
Partiendo de lo anterior, también debemos recordar que no sólo el Derecho Digital se preocupa por los Derechos de los desarrolladores, también una parte muy importante es la relación jurídica que se crea con los usuarios.
El iniciar una partida, hacer un registro, el crear un avatar, el superar niveles, el obtener experiencia, ganancias virtuales y muchas más consecuencias desprendidas entre un videojuego y sus usuarios, por muy extraño que parezca tiene consecuencias jurídicas, pues crean actos y probablemente también hechos jurídicos que se compaginan en nuestra experiencia virtual, que si bien toda esta parte de la relación entre el usuario y el videojuego debe especificarse en las políticas de privacidad y en los términos y condiciones de uso, la realidad es que tanto usuarios como autoridades se han despreocupado por esa aportación y uso masivo de datos, pues se sigue pensando que el correr un simulador de la realidad «es un simple juego».
Si bien es cierto que los Videojuegos se suelen ver cómo un frívolo aspecto de entretenimiento, debemos tomar en cuenta que no son tan simples como se podría creer, pues el que existan en prácticamente todas las plataformas, desde un smartphone, una consola de última generación o bien una computadora gamer, nos hace pensar que son muy accesibles y adaptables a la cotidianidad.
Más allá de una regulación jurídica profunda en donde los Derechos Digitales prevalezcan, se suele discutir de forma mal encaminada una regulación llena de psicosis con el tema central referente a que si los videojuegos causan males a los usuarios, cuando lo que vemos es un desarrollo de habilidades digitales deportivas virtuales.
Identidad en los Videojuegos
Anteriormente los videojuegos partían de una premisa sencilla en cuanto identidad, bastaba con seleccionar un personaje del catálogo virtual y comenzar la partida, sin embargo, hoy en día esto ha evolucionado.
Generalmente los videojuegos de actualidad recaban datos de registro más allá de un simple nickname; se tiene una gama extensa de formas de registro con el fin de crear una identidad dentro de un mundo virtual, se crean avatares que incluso imitan la ropa que usamos, se requisitan formularios que preguntan gustos musicales o color favorito, y otros más extensos, con la promesa de mejores experiencias, solicitan incluso ubicación, escáner biométrico, físico y hasta de voz.
Todo esto nos crea una identidad única dentro del mundo gamer, pues no habrá otro usuario con las mismas características, sin embargo, todos estos datos digitalizados merecen protección jurídica, tal y como ocurre en la vida off line, tu identidad tiene una esfera jurídica reconocida. Se debe manejar la vida digital con la misma línea con la que nos desenvolvemos en el mundo material y pensar que una identidad digital puede crear consecuencias jurídicas reales y tangibles.
Como parte de una cibersociedad, dentro de los videojuegos, debemos tener clara la responsabilidad de todos los actores involucrados en la industria, desde desarrolladores, usuarios, diseñadores, y un mar de personas involucradas en su desarrollo y desenvolvimiento, así mismo se debe ser consiente que incluso dentro de un videojuego o mundo virtual no dejamos de crear consecuencias y relaciones jurídicas, de los contrario si se nubla esta idea estaremos a la deriva jurídica provocando un letal game over.