En estos días la noticia de la filtración de información y datos personales en contra de la plataforma digital y red social Facebook, y en la que se involucra Cambridge Analytica (empresa cuyo objeto es recolectar, analizar y realizar estadísticas de datos) provocó desconfianza a nivel internacional respecto al uso de redes sociales.
Recordemos que a lo largo de la historia de Internet y la navegación web, de una y otra forma, las redes sociales siempre han sido fundamentales para la interacción de los internautas. Conmemoramos aquellas redes sociales que existieron mucho antes que los gigantes Facebook y Twitter, por ejemplo; MySpace, Hi5, Metroflog, Fotolog, y muchas otras cosas que se usaba en la ingenua adolescencia; todas estas redes sociales funcionaron por una sola razón: la necesidad de interactuar, socializar y ser parte de una inclusión digital.
Es así que el Doctor Téllez Valdés nos habla de una sociedad de la información completa, la cual funciona “… cuando se habilita a todas las personas libremente y sin distinción de ningún tipo para crear y compartir información y conocimiento para su desarrollo» [1] .
Las redes sociales han marcado un hito en la humanidad generándonos la necesidad de mantenernos conectados continuamente en un mundo digital.
Nuestros Datos en las redes sociales
Al mismo tiempo que la cibersociedad avanza y normas y derechos pretenden adaptarse a este nuevo mundo digital, muchas de las mencionadas antiguas redes sociales desaparecieron o bien dejaron de ser populares también por un mismo denominador: el pésimo manejo de la información personal.
La poca protección de los datos recabados y la mala praxis en su recolección, aunado al poco interés de sus usuarios por proteger los datos y desarrolladores que en general ignoraban estas prerrogativas, son algunas de las circunstancias que muy hábilmente han sabido mejorar las actuales redes sociales, a través de políticas de privacidad complejas, ilegibles y de peso internacional que desde un rubro digital se han convertido en referente y discusión en tribunales y legislaturas de todo el mundo.
Pero ¿por qué en la actualidad cada día a más usuarios les interesa el manejo adecuado de sus datos? Es una respuesta sencilla: la humanidad empieza a entender que la vida digital tiene consecuencias materiales, tal como lo ilustra la Maestra Flores Salgado; quién manifiesta que «…la información es un bien jurídico inmaterial resultado de la comunicación » [2] .
La información: Bien jurídico dentro de las redes sociales
Actualmente las redes sociales son utilizadas para fines inimaginables -legales o ilícitos-, desde la simple exposición de alguna obra artística, un buen meme o bien ya sea algún texto, vídeo, imagen, audio y demás manifestaciones posibles, hasta transacciones comerciales; compra-ventas, arrendamientos y ofrecimiento de servicios.
Es así que un fotógrafo, un pintor, un poeta o un simple creador de memes , les interesa saber qué ocurre con el trabajo que publican en un espacio que consideran suyo -pero no lo es-, sin embargo, el usuario promedio brinda poca importancia en saber ¿cuáles son las condiciones que rigen su información? Ya sea una selfie, un estado, una ubicación y demás formas de interactuar, ¿quién y cómo se protegen estos bienes inmateriales? Es ahí donde las políticas de privacidad y los términos y condiciones entran a relucir, pocas veces reconociéndose amplios derechos a los usuarios y muchas otras, apropiándose prácticamente de la identidad y contenido de los mismos.
Entonces bajo la preocupación y desconfianza masiva en una de las redes de mayor peso como lo es Facebook, ¿podríamos hablar de una muerte lenta de las redes sociales? La respuesta es un rotundo no. La razón es simple: la necesidad humana de interactuar nos conectará en las misma redes conocidas o en otras incipientes, que de igual forma buscan adaptarse a nuestra vida off line; la diferencia será que ahora enfrentarán a usuarios que se mantienen alerta y conscientes del manejo adecuado de todo tipo de datos personales, leerán las condiciones de uso de las plataformas y de las políticas de privacidad, conociéndolas, y en su caso, rechazarán o aceptarán las normativas que se exponen.
Un usuario promedio invierte 8 horas diaras en internet, 6 de las mismas es en Redes Sociales. Imagen: Biblioteca WordPress
¿Se debe temer a las Redes Sociales?
En un mundo globalizado que enfrenta la inclusión absoluta de las tecnologías de la información, el manejo de las redes sociales debe evolucionar a la par de la comunicación.
No se le debe temer al uso de las redes sociales, pero sí debemos tener cuidado con su manejo, debemos dominarlas, conocerlas y programar nuestro cerebro para dejar claro que la información es un bien jurídico, esa es y será obligación de toda la humanidad involucrada no sólo en redes sociales, sino en todo el ciberespacio.
Mantenernos actualizados ya es una necesidad humana, nuestra información actualmente toma un papel fuerte en la vida diaria, aprender a manejarla, protegerla y defenderla debe convertirse en algo tan cotidiano como el desayunar, es así que concuerdo con la idea de Nicholas Negroponte citado por Vázquez Azuara, al definir al hombre (persona) “como el hommo ciber sapiens, es decir, aquel inmerso en un nuevo mundo digital.”[3]
[1] TÉLLEZ VALDÉS, Julio. Derecho Informático, 3 ª ed. México, Mc Graw Hill, 2003, p. 7.
[2] FLORES SALGADO, Lucerito. Derecho Informático. 1 ª ed. México, 2009. P.XV.
[3] VÁZQUEZ AZUARA, Carlos Antonio. Sociología Digital. 1 ª ed. México, 2017. P.20.